sábado, 9 de octubre de 2010

Los Cristianos y la Pornografia_Parte I

Cristianos y la Pornografía. Parte I
Publicado en Artículos el 7 Abril 2010 - Tiempo de lectura 6'08 minutos

Fue en los años 90 que todo cambió. Antes el que quería ver pornografía tenía que tomar un paso público: tenía que comprar una revista, o ir a un cine, o quizás comprar un canal en su cuenta de cable, el cual no se podía esconder del resto de la familia. Para muchos cristianos ese acto público era lo suficiente como para contrarrestar la fascinación con esa fruta prohibida de la pornografía. Pero todo cambió con el estreno del Internet, pues esa barrera social desapareció por completo. Ahora la pornografía es una experiencia que imita la imaginación por ser totalmente privada. En anonimidad completa y en la privacidad de nuestras casas, oficinas y cibercafés las barreras se han removido y la pornografía es hoy una concretización ubicua de nuestras obsesiones sexuales ocultas.
No es un secreto que la industria pornográfica ha expandido exponencialmente en los últimos 15 años y que todavía está creciendo. Resaltemos algunos de los números:
* En 2005 el número de visitantes mensuales a sitios de Internet pornográficos fue 75 millones. Las tendencias indican que tiene que ser mucho más ahora. Acordémonos que hace 20 años esta avenida ni siquiera existía.
* Videos pornográficos estrenados en 1988: 1,300. En 2005: 13,500.
* Varias encuestas informales dicen que entre 50-70 porciento de hombres cristianos usan pornografía en el Internet.
* Otras encuestas (ejemplo, una de la revista Christianity Today) dicen que entre 30-50 porciento de pastores en los EE.UU. usan pornografía.
* 70% de hombres usan pornografía cada mes.
* En una encuesta en los EE.UU. 57% de pastores dicen que adicción a pornografía en el Internet es el principal problema sexual en sus congregaciones.
Ahora, estas estadísticas aplican primordialmente a los EE.UU. y tampoco las he verificado en fuentes académicas. Además vale notar que algunas seguramente no incluyen personas que no usan el Internet. Pero aunque no sean quizás exactas, todavía nos dicen algo y ese algo es que estamos experimentando una ola titánica de pornografía en el mundo hoy y que es mayormente debido a la existencia del Internet.
El impacto de este fenómeno sobre la iglesia es algo que espanta. La pornografía es algo tan presente que está seguramente cambiando formas de pensar y actuar a un nivel masivo sin que nos demos cuenta. La interacción entre hombres y mujeres, las expectativas sexuales que el hombre trae al matrimonio y los problemas relacionales que esto causa, la objetivización del cuerpo femenino en las mentes de hombres y muchachos cristianos, el tiempo gastado en búsquedas de pornografía en el Internet, y el peso psicológico y espiritual de vivir con pecado oculto son solo algunos de los aspectos de este fenómeno tan debilitador. La ola de pornografía es también una ola de pecado en nuestras congregaciones.
Lo peor es que casi nunca se discute. ¿Por qué? Para el que usa la pornografía es por vergüenza y temor a que le miren como si fuera un monstruo; para el pastor o el líder que usa pornografía es por temor a ser descubierto y perder su posición o destruir a su iglesia. Y claro, ese pastor no quiere predicar en contra de lo que él mismo está practicando. Sería muy incómodo. Sería hipocresía. Luego para los que están libres del vicio es más fácil ignorarlo, pues nadie lo menciona. O peor, como ellos mismos no experimentan el problema se da por sentado que es algo fácil de combatir. “No lo hagas, y listo. ¿Cuál es el problema?” El peor de todos es el que usa la pornografía en privado pero condena en público a otros que lo hacen.
Enseñanza bíblica
¿Qué dice la Biblia acerca del tema de la pornografía? Por un lado, es obvio que esto no se discute directamente. En tiempos bíblicos no existía la tecnología para reproducir imágenes que es necesaria para crear los materiales de la pornografía, sean impresos, video o digitales. Este es un vicio moderno. Pero por otro lado, la atracción entre los sexos y el deseo particularmente masculino de querer ver cosas ocultas no son algo nuevo. Solo menciono a David y Betsabé. Todo comenzó con un hombre mirando a una mujer desnuda (Ver 2 Samuel 11). Si consideramos a la pornografía como una extensión de la lujuria entonces la Biblia sí tiene algo que decir acerca del asunto y es que es absolutamente inapropiado. Especialmente importante es el pasaje en Mateo 5:27-28 donde Jesús dice:
Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.
Aunque deberíamos, quizás, notar que la codicia a la que Jesús se refiere puede incluir más que deseo sexual, no puede ser menos que eso, y mirar a una mujer (u hombre) para codiciarla es precisamente lo que uno hace con la pornografía. Los materiales y los métodos de distribución serán nuevos, pero lo que ocurre dentro de la mente del ser humano es lo mismo que ha ocurrido por siglos: meditación visual sobre deseo sexual ilícito. Jesús está señalando aquí que el adulterio es algo que ocurre en el corazón, no solo en el acto físico sexual. Y el acto en la imaginación es el mismo tipo de cosa que el acto en vivo. Es el mismo tipo de pecado. Por eso digo que la pornografía es una extensión de nuestra imaginación, pues nos ayuda a hacer mucho más concretamente lo que estamos haciendo en nuestras mentes cuando deseamos poseer físicamente a otro ser humano. Este mensaje de Jesús es un mensaje para los hipócritas que creen que como ellos no han tocado a una mujer no han hecho nada malo. No, dice Jesús. Si la deseaste ya has cometido una especie de adulterio.
De todos modos creo que es menor el número de cristianos que intentaría afirmar que el uso de la pornografía no es un pecado, pues tenemos una intuición profunda de que esto no está bien. Es más, una de las razones por la cual la pornografía fascina tanto es precisamente porque está mal, porque es fruta prohibida y que es por eso tanto más dulce al paladar.
Pero más que condenar a la pornografía y su práctica con largas erudiciones y citas bíblicas, yo estoy interesado en explorar en estos artículos cómo se obtiene la victoria, pues otro problema que tenemos con este vicio es que somos muy buenos para condenar, pero no tan buenos con la compasión y restauración.
No juzgues – ayuda
El que no tiene pecado que tire la primera piedra. Todos los hombres experimentamos tentación sexual y todos los hombres a veces caemos en esa tentación, aún si esa caída no resulta en el uso de pornografía. El orador juvenil Lucas Leys cuenta que participó en una reunión en la cual otro orador hacía una invitación porque Dios le había dado una palabra. Le había dicho que había tres jóvenes en la audiencia que estaban experimentando tentación sexual. La reacción de Lucas fue (así lo cuenta él) “¿Solo tres?” Si hay cien jóvenes en la audiencia hay 100 jóvenes que experimentan tentación sexual. Bueno quizás exagero. Es posible (teóricamente) que solo haya 99. No nos asombraría saber que prácticamente todos los jóvenes en la conferencia que Lucas describía vinieron al frente.
Todos experimentamos tentación sexual. Yo lo experimento. Tú lo experimentas. Todos. (Disculpen, damas. Estoy hablando a los caballeros aquí) Entonces no mires a una persona que tiene un problema con pornografía como si fuera un mutante asqueroso. Es tu hermano y la única diferencia entre tú y él es que él ha caído, quizás, un poco más duro que tú. Peor que la pornografía es el orgullo espiritual. Acéptalo a tu hermano y ayúdalo. Él no necesita que le condenes, pues este es un pecado en el cual por lo general el que lo practica ya se ha condenado a si mismo rotundamente. Lo que dice Pablo parece escrito exactamente para la situación: “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.” (Gálatas 6:1) Me pregunto si quizás Pablo se refería a una situación particular en la cual alguien había sido sorprendido en el acto de adulterio.
Escrito por Roberto Haskell
Director del ministerio de capacitación Senderis y autor del libro Interpretación Eficaz Hoy.

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