sábado, 9 de octubre de 2010

Los Cristianos y la Pornografia_Parte II

Cristianos y la Pornografía. Parte II
Publicado en Artículos el 26 Mayo 2010 - Tiempo de lectura 6'57 minutos

Pero más que condenar a la pornografía y su práctica con largas erudiciones, yo estoy interesado explorar cómo se obtiene la victoria…
Pasos prácticos para combatir la pornografía
¿Qué podemos cortar?
No rechacemos soluciones prácticas para este problema de la pornografía. A veces somos tan superespirituales que la única solución que se nos ocurre es orar más y leer la Biblia más. O decir “Dios te dará el poder.” Aunque esto es seguramente importante y verdadero, no es la solución completa, y estoy seguro que el que usa pornografía mayormente ya lo ha intentado. ¿Suena escandaloso decir que leer la Biblia y orar no es suficiente para vencer el pecado? Bueno, Jesús mismo recomienda acción práctica para superar el problema de codiciar una mujer, pues el pasaje que ya he señalado en Mateo 5 continúa con:
Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno. (Mateo 5:29-30)
Creo que todos nos damos cuenta de que esta es una imagen exagerada usada para resaltar bien el punto: no que practiquemos auto-amputaciones, sino que tomemos pasos extremadamente serios y concretos para no caer en estos pecados, pues al final de la trayectoria de esta práctica se encuentra un destino eterno terrible. Entonces, qué cosa práctica se puede hacer para evitar este pecado. ¿Qué podemos “cortar”? La primera que se me ocurre a mí es el alambre del internet (bueno, algunos tienen el inalámbrico). ¡Si no puedes vencerlo córtalo! Ya sé que hay muchas otras cosas importantes que haces en el Internet, pero ¿Qué es más importante? ¿Estás comprometido a cambiar, sí o no? Mejor cortar el alambre ahora que tienes la mente clara que sentarte esta noche otra vez delante de tu pantalla y batallar con esas emociones tan fuertes que casi siempre te van a ganar. Quizás este artículo es la última cosa que deberías leer en el Internet.
El contexto importa
Tuve una conversación recientemente con el presidente de un seminario en donde todo el campus tenía inalámbrico, inclusive en los dormitorios. Pregunté si controlaban el Internet y me dijo que no, pues el problema de pornografía está en el corazón, no en la situación del individuo. El que quiere ver pornografía, aseveraba, lo hará de todos modos sin respecto a la situación. De una manera u otra encontrará lo que busca. Por un lado estoy de acuerdo. Nadie puede decir “no fue culpa mía; fue culpa de la situación”. La situación no es la que nos hace pecar. Cada uno de nosotros elige lo que hace. Pero por otro lado, me parece un poco crédulo pensar que jóvenes con acceso ilimitado al internet en sus habitaciones no se comportarán diferentemente a lo que harían sin este acceso. ¡No seamos tan abstractos que nos olvidamos de la naturaleza humana! No estoy de acuerdo con que “si lo quieren hacer lo harán de todos modos.” Es que somos más complicados que eso. A veces nuestras acciones sí dependen de las opciones que están disponibles. No nos olvidemos también cuán fácil es ver pornografía en el Internet. Está ahí, tan cerca y tan fascinante.
Imaginemos que antes de la era de Internet nos encontráramos con alguna persona cristiana que en el cajón de su escritorio tenía una pila de revistas pornográficas y que, de acuerdo a él (o ella), nunca las usaba, pero de todos modos por alguna razón las guardaba allí. ¿Qué le diríamos a esta persona? Seguramente algo así: “¿Estás loco? ¿Te estás tentando a ti mismo por alguna perversa razón? ¿Cómo vas a vivir así con esa tentación tan cerca y a tu alcance? ¿No sabes que el deseo sexual es una de las fuerzas más difíciles de controlar en el ser humano?” Tiene sentido esa respuesta ¿no? Creo que sí. Pero en el Internet tenemos una montaña de revistas pornográficas al alcance de nuestros dedos y nadie piensa que esto es loco. ¿Quién podrá resistir esa tentación, hermanos? De acuerdo a las estadísticas, no muchos.
Dice un terapista sexual que hasta el 80% de gente que usa pornografía lo hace de una manera adictiva que afecta a sus relaciones personales y a su trabajo y que antes de descubrir el cibersexo esta gente no tenía ningún problema con adicción sexual. No me digas que nuestro comportamiento no está relacionado a la disponibilidad de los materiales.
Práctico sin legalismo
Entonces debemos tomar pasos prácticos, pero por otro lado no podemos tampoco crear cercas legalistas demasiado estrictas. Cuando hacemos esto la tendencia humana es siempre reemplazar los conceptos bíblicos de justicia y santidad con nuestra obediencia a las cercas. En este caso, por ejemplo, el tener un filtro de internet que bloquea pornografía puede convertirse en algo moral en sí mismo, y el no tener un filtro en algo que crea alguna duda acerca de tu integridad. El balance a la idea de que la situación sí importa es que nunca podemos controlar la situación por completo y que intentar ese nivel de control en el nombre de pureza espiritual siempre ha engendrado un espíritu amargo, sospechoso y sectariano. Desde esa perspectiva entiendo lo que me decía este hombre del seminario: cercas legalístas no te paran de pecar. El pecado está dentro de ti, como dijo Jesús: “Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina.” (Marcos 7:15). Y ahí es donde lo debemos enfrentar, no en el exterior. Entonces, cuando yo recomiendo pasos prácticos son sólo eso, ideas específicas para cada situación que pueden ser diferentes para cada uno y no son leyes morales.
Quizás puedo resumir estas dinámicas así: La respuesta no es removernos totalmente de toda posibilidad de pecar. Eso es imposible. ¡Pero tampoco pongamos la fruta prohibida en la mesa antes de cenar! Un poco de balance, hermanos.

Ideas
Las cosas prácticas que podemos hacer para distanciarnos de la pornografía son sinfín, pues varían con las circunstancias. Por ejemplo, que la computadora siempre esté en un lugar bien público. ¿Tienes una oficina? Arregla los muebles para que se pueda ver la pantalla desde la puerta. Mejor todavía: Sácale la puerta si puedes. Un hábito común para los que usan pornografía es hacerlo tarde a la noche cuando el resto de la familia se ha ido a la cama. Entonces, quizás la computadora debería estar en tu cuarto para que no puedas hacer esto, pues ahí está tu esposo y tu esposa. O, si tienes que hacer mucho trabajo en la computadora a la noche, consíguete una mesa con ruedas y pon el Internet en tu cuarto, pero luego para trabajar en otras cosas te llevas la mesa a otro cuarto.
No uses inalámbrico si te ayuda a encontrar un lugar privado donde nadie puede ver lo que estás haciendo. Dile a tu cónyuge que estás tentado en esta área y que necesitas ayuda práctica (no tienes que decirle todo en este momento, solo que te sientes tentado o tentada, pues es la pura verdad). Para el soltero la situación es diferente. Quizás sería bueno no vivir solo o sola. Una cosa que me preocupa es el cibercafé. Estuve en uno en Perú hace unos meses en que cada computadora tenía su propia cabina y era completamente privado. Bueno, obviamente sería bueno evitar ese tipo de cibercafé y encontrar uno en el cual las pantallas son más públicas.
En cuanto a instituciones cristianas con redes y muchos usuarios, una posible solución es crear algún sistema de monitoreo donde se guardan todos los sitios que todos los usuarios han navegado. Cuidado con crear un ambiente hostil o de sospecha. No es realmente necesario que un ser humano monitoree esto estrictamente. El mero hecho de que esta información existe y puede ser investigada será una barrera muy buena, pues ¿quién quiere tomar el riesgo de ser descubierto?
Los diferentes programas que limitan acceso al internet pueden ser útiles y puede ser que en muchas situaciones son exactamente lo debido. Otra estadística dice que la mayoría de jóvenes ve pornografía en el Internet por primera vez entre las edades de 11 y 13 mientras hacen sus tareas, por accidente. Entonces quizás haya una responsabilidad de crear cercas como estas usando programas de filtración. No he podido encontrar programas en español, pero listo aquí algunos en inglés que son gratuitos (si alguien conoce otros por favor mencionar en los comentarios). Por lo general se bloquea contenido para todos los idiomas principales:
* OpenDNS
* K9 Web Protection
* SafeFamilies
* B-Gone
* Covenant Eyes (cuesta)
Pero estos programas también tienen el problema de que bloquean sitios basados en el uso de palabras y a veces bloquean cosas buenas. También, nadie nunca puede asegurarse de haber bloqueado todo material malo.
Las mejores soluciones son las que nos ayudan a confiar en otros y nos fortalecen para poder sobrepasar la tentación en cualquier situación. La pornografía nos divide con exquisita precisión. Abre un lugar totalmente privado en el cual no tenemos el apoyo de nuestros hermanos y fuera del cual estaremos demasiados avergonzados para pedir ayuda. Entonces creo que lo ideal es tener un amigo o un grupo o algún arreglo personal en el cual podemos ser responsables a un ser humano, hermano o hermana en Cristo.
Escrito por Roberto Haskell
Director del ministerio de capacitación Senderis y autor del libro Interpretación Eficaz Hoy.

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